Pasto – Nariño – Colombia

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AFECTACIONES PSICOLÓGICAS A FAMILIARES DE PERSONAS DESAPARECIDAS

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El próximo 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada en virtud de que el 21 de diciembre de 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 65/209 así decidió declararlo, profundamente preocupada, en particular, por el aumento de las desapariciones forzadas, los arrestos, las detenciones y los secuestros[1].

De acuerdo con cifras de la Unidad de Víctimas con corte al 31 de julio de 2021 en Colombia se cuentan unas 151.521 personas dadas por desaparecidas en razón del conflicto armado[2]. Para el caso del departamento de Nariño se cuentan unas 3.414 víctimas directas de desaparición forzada, siendo Tumaco con 914 (27% del total) personas, el municipio con más desaparecidos, seguido de Pasto con 362 desaparecidos (11% del total) y Policarpa con 226 desaparecidos (7% del total).

Los impactos psicológicos, sociales y económicos que ha dejado el conflicto armado en nuestro país, sin duda han traído consecuencias personales, familiares y colectivas como es el caso el de la desaparición forzada, donde no solamente es un hecho dramático para las personas afectadas, si no que genera un gran dolor a sus familiares y seres queridos, viviendo en un limbo al desconocer el paradero y las circunstancias de sus familiares desaparecidos y un duelo irresuelto con problemas emocionales y psicológicos profundos que afectan los proyectos de vida las personas y sus familias, dañando los vínculos humanos y las relaciones comunitarias y sociales no solo en un corto y mediano plazo, en muchas ocasiones pasan décadas  buscando el saber la verdad y justicia para su familia.          

En vista de que la desaparición forzada es uno de los hechos victimizantes en Colombia donde el gobierno y las instituciones no presentan respuestas contundentes a sus familiares de personas desaparecidas afectan la salud mental trayendo con ellos inestabilidad emocional y trastornos psicológicos, que impiden el transcurso normal del   proyecto de vida familiar.

Es por esto que los familiares de personas desaparecidas viven en un sufrimiento particular entre la esperanza y desesperación, con síntomas ansiosos, nervios, irritabilidad y poca energía para continuar con sus labores cotidianas y responsabilidades que se transfieren a los nuevos cambios de roles, muy seguramente en algunas ocasiones las mujeres que pierden a sus esposos se sienten desprotegidas y temerosas al tener que asumir el rol de padre y madre frente a sus hijos, en cambio el género masculinos como padres, hermanos, hijos presentan dificultad para expresar su aflicción, miedo o ansiedad  evitando causar un mayor sufrimiento a los demás. 

Los impactos de salud mental que se perciben en el ámbito familiar generan una larga preocupación y sufrimiento por no saber el paradero de su ser querido convirtiéndose en un dolor incesante, donde hay preguntas sin respuestas generando  trastornos  emocionales como la ansiedad, hipervigilancia, insomnio, alteraciones del estado de ánimo, evitación fóbica, pensamientos y recuerdos intrusivos y pesadillas, convirtiéndose en trastorno de estrés postraumático[3] concatenado a un duelo complicado o patológico donde el proceso de aceptación nunca se logra reestablecer ni dar continuidad a diferencia de los duelos que se realizan por medio de rituales o cierres con el paso del tiempo, de modo que los duelos irresueltos pueden ser tan complejos  que lleva a una sensación de insatisfacción personal, frustración y dolor emocional permanente, temor, desconfianza, tristeza, pesimismo, preocupación, incertidumbre, ideas recurrentes de daños y violencia, culpabilizándose generando un dolor psicológico continuo.

 “Los recuerdos e imágenes traumáticas se convierten en parte de la vida cotidiana sin posibilidad de verificación de un cierre de la situación.”[4]

Teniendo en cuenta que las familias inician el proceso de búsqueda de sus seres queridos apoyándose en las instituciones gubernamentales, organizaciones etc. Y en la mayoría de las ocasiones no se logran resultados significativos cabe resaltar que la unión que se debe forjar en estos casos es importante, para que no se desestructuren los vínculos familiares y se rompan los lazos afectivos, lo más usual es observar como un miembro de la familia se responsabiliza de todo el procesos y su afectación emocional es aún mayor, por tanto es necesario propiciar un ambiente saludable de acompañamiento y apoyo mutuo, construir acciones de memoria y estrategias de afrontamiento teniendo en cuenta que en algunas ocasiones estigmatizan  o excluyen a las familias de las personas desaparecidas.

Con referencia a lo anterior es relevante mencionar la importancia de la unión de esfuerzos, de construir el tejido social, acompañar la desesperanza y afrontar la estigmatización por medio de grupos de autoayuda o de personas que presentan situaciones similares, con el fin de compartir experiencias, afrontar las dificultades emocionales y aliviar el dolor, a esto se le suma la importancia del acompañamiento profesional psicosocial o intervenciones psicológicas que se debe brindar ya sean a nivel individual, familiar o grupal de acuerdo a la necesidad de las personas que son afectadas por este hecho victimizante, es importante que se tengan en cuenta las rutas de atención que prestan algunas instituciones u organizaciones que apoyen el proceso para mejorar la calidad de vida de los familiares de personas desaparecidas. 

Todavía cantamos, todavía pedimos, 
todavía soñamos, todavía esperamos;
por un día distinto
sin apremios ni ayuno
sin temor y sin llanto,
porque vuelvan al nido
nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
Todavía soñamos, todavía esperamos…

Víctor Heredia


[1] NACIONES UNIDAS. Resolución 65/20 [en línea].

<https://undocs.org/es/A/RES/65/209> [Citado el 21 de Agosto de 2021] p. 1

[2] UNIDAD DE VÍCTIMAS. Registro Único de Víctimas [en línea].

<https://www.unidadvictimas.gov.co/es/registro-unico-de-victimas-ruv/37394> [Citado el 27 de Agosto de 2021]   

[3] PICHOT, Pierre. DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana. Versión española de la cuarta edición de la obra original en lengua inglesa.  Editorial Masson. Barcelona, 1995.

[4] ASFADDES. Veinte años de historia y lucha. Asfaddes con todo el derecho.  Rodríguez Quito editores. Bogotá, 2003.